viernes, 25 de septiembre de 2009

Poemas de Gabriela Mistral







MADRE MIA

Madre, madre, tu me besas,
pero yo te beso mas.
Como el agua en los cristales,
caen mis besos en tu faz...
Te he besado tanto, tanto
que de mí cubierta estás
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar...
Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear:
Cuando tú, a tu hijito escondes
no se le oye el respirar...
Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y que lindo niño veo
a tus ojos asomar...
el estanque copia todo
lo que tu mirando estás;
Pero tú en los ojos copias
a tu niño y nada más.
Los ojitos que me diste
yo los tengo que gastar
en seguirte por los valles,
por el cielo y por el mar...





CARICIAS


Madrecita mia,
madrecita tierna,
dejame decirte
dulzuras extremas.

Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo
deja revolverlo
sobre tu regazo..

Juega tu a ser hoja
y yo a ser rocio,
y en tus brazos locos
tenme suspendido..

Madrecita mia,
todito mi mundo,
dejame decirte
los cariños sumos..





Piececitos


Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!

¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos!

El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;

que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.

Sed, puesto que marcháis
por los caminos rectos,
heroicos como sois
perfectos.

Piececitos de niño,
dos joyitas sufrientes,
¡cómo pasan sin veros
las gentes!




DAME LA MANO



Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...

El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.

Te llamas Rosa y yo Esperanza;
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina y nada más...




El Placer de Servir


Toda naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los
corazones y las dificultades del problema.

Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay,
sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.
Qué triste sería el mundo si todo estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.

Que no te llamen solamente los trabajos fáciles
Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos; hay pequeños servicios
que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar
unos libros, peinar una niña.
Aquel que critica, éste es el que destruye, tu sé el que sirve.
El servir no es faena de seres inferiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera
llamarse así: "El que Sirve".

Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos
pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quien?
¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?




Mistral, Gabriela (1889 – 1957)

Nace en Vicuña y, a los pocos días, su familia se traslada a Pisco Elqui. Tres años más tarde, su padre abandona el hogar, y Gabriela –entonces aún Lucila Godoy Alcayaga- parte entonces con su madre a Montegrande, pequeño poblado del valle del Elqui, a vivir con su medio hermana, Emelinda Molina. Allí transcurre su infancia, fuertemente determinada por su entorno natural, y por las enseñanzas y la influencia de su hermana, quien ejerce como maestra rural. A los 11 años, es enviada a estudiar a Vicuña, pero rápidamente abandona la escuela, acusada injustamente de robar papel y hostigada por sus compañeras. Con esa experiencia concluyen sus estudios formales y, en adelante, toda su formación será autodidacta.

Muy tempranamente, se dedica a las dos actividades que la ocuparían intensamente a lo largo de su vida: la enseñanza y la literatura. A los 14 años comienza a trabajar como maestra en una escuela de Compañía Baja, pequeño poblado de la cuarta región. Al año siguiente, publica sus primeros poemas y textos en prosa en el periódico Coquimbo, de La Serena. Se inicia, de ese modo, no sólo su carrera como escritora, sino también una vinculación con la prensa escrita que tendría larga duración.

En 1905 ingresa a la Escuela Normal de La Serena, con el objetivo de obtener el título de maestra primaria, pero es expulsada, pues las ideas expuestas en sus escritos son consideradas ateas y liberales. Continúa trabajando en escuelas de la cuarta región, y en 1910 rinde en Santiago los exámenes que le confieren el título de maestra primaria. Prosigue entonces su vida itinerante, desempeñándose en Traiguén (1910), Antofagasta (1911) y luego en Los Andes (1912), donde finalmente se establece durante cinco años. Allí, continúa escribiendo y colaborando abundantemente con la prensa. En 1913, un poema y un cuento suyos son publicados en Paris, en una revista editada por Rubén Darío. En 1914, obtiene el primer lugar de los Juegos Florales de Poesía con Los sonetos de la muerte, importante concurso de la época, con el que se consagra definitivamente su fama y su seudónimo literario, Gabriela Mistral. Al año siguiente, la obra es publicada por la revista Zig-Zag.

En 1916, aún en Los Andes, conoce a Pedro Aguirre Cerda, futuro Presidente de la República, quien se vuelve su amigo y protector. Al año siguiente, escribe cuentos y poemas para textos de enseñanza escolar (el famoso "Piececitos", entre ellos) y es incluida en la primera antología de poesía chilena, Selva lírica. En 1918, instada por Aguirre Cerda, entonces ministro de Instrucción Pública, parte a Punta Arenas para asumir como directora del Liceo de Niñas de esa ciudad. Allí escribe poemas que formarán parte de su primer libro, Desolación.

En 1920 asume como directora del Liceo de Niñas de Temuco, ciudad donde conoce e incentiva al entonces estudiante Pablo Neruda. Luego de un año, parte a Santiago, asumiendo el que sería su último puesto en Chile, como directora del recién fundado Liceo de Niñas N 6. En 1922, el gobierno de México la invita a colaborar con actividades ligadas a la educación, labor que desempeña con gran dedicación durante dos años. En el mismo año de 1922, la primera edición de Desolación, su primer libro, es publicada en Estados Unidos. En 1924, viaja por Estados Unidos y Europa, y publica en España su segundo libro, Ternura. De regreso a Chile, pasa por distintos países latinoamericano, donde le rinden homenaje.

En 1926 comienza su carrera diplomática. Entre 1926 y 1930, reside en Francia, desempeñándose como consejera y delegada en el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual (Paris). En ese periodo, se dedica intensamente a la escritura de artículos periodísticos, actividad que le provee de gran parte de su sustento, postergando la creación poética. Buena parte de esos textos conformarían más tarde el libro Recados. Durante esos años, participa también en diversos congresos sobre la infancia y la educación. En 1929 es hondamente afectada por la muerte de su madre, hecho que se manifiesta en algunos de sus poemas más intensos, publicados más tarde en su libro Tala.

En 1930 enseña como profesora invitada en Barnard College, Estados Unidos, y en 1933 en la Universidad de Puerto Rico. Ese mismo año se inician sus actividades como cónsul de Chile: en 1933 asume en Madrid y, en 1935, luego de ser nombrada cónsul vitalicio por el gobierno chileno, parte a Lisboa.

Entre 1937 y 1938 viaja por Brasil, Uruguay y Argentina, donde realiza charlas y lecturas de poesía, y finalmente regresa a Chile, siendo recibida con homenajes. En 1938 publica su tercera obra, Tala, en Buenos Aires. En 1939 ejerce como cónsul en Italia y, entre 1940 y 1945, en Brasil, periodo en que continúa colaborando intensamente con artículos para medios de prensa latinoamericanos. En 1943, es fuertemente abatida por el suicidio de su sobrino Yin Yin (Miguel Ángel Godoy), a quien había criado desde los 4 años de edad.

Recibe el Premio Nobel de Literatura en 1945. Al año siguiente, es invitada oficialmente por distintos países europeos, donde recibe reconocimientos como la condecoración de Caballero de la Legión de Honor (Francia) y el título de doctor honoris causa de la Universidad de Florencia. A partir de ese año, se desempeña sucesivamente como Cónsul en Los Ángeles, USA (1946), México (1948), Nápoles (1949) y Nueva York (1952). A lo largo de esos años, realiza numerosas conferencias y actos públicos en diversos lugares, y comienza a trabajar en su obra Poema de Chile. En 1951, recibe el Premio Nacional de Literatura, y en 1954 visita el país tras 16 años de ausencia. Ese mismo año, por primera vez una obra suya, Lagar, es publicada originalmente en Chile. En los años siguientes, es invitada de honor en actos de las Naciones Unidas y de la Asociación Panamericana de Mujeres. En 1956 enferma de cáncer al páncreas, y muere al año siguiente en Nueva York. Cumpliendo con su voluntad testamentaria, sus restos fueron trasladados a Montegrande en 1960.

Obras
Poesía
- Desolación. Nueva York: Instituto de las Españas en los Estados Unidos, 1922.
- Desolación. Santiago: Editorial Nascimento, 1923. (edición aumentada y modificada)
- Ternura. Madrid: Editorial Saturnino Calleja, 1924.
- Tala. Buenos Aires: Ediciones Sur, 1938.
- Lagar. Santiago: Editorial del Pacífico, 1954.
- Poema de Chile. Barcelona: Editorial Pomaire, 1958. (publicación póstuma)
- Poema de Chile. Santiago: Cochrane Planeta Editores, 1985.
- Lagar II. Santiago: Ediciones de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1971. (publicación póstuma)

Prosa y recados
- Recados contando a Chile. Santiago: Editorial del Pacífico, 1957. Selección, prólogo y notas de Alfonso M. Escudero.
- Páginas en prosa. Buenos Aires: Editorial Kapelusz, 1962.
- Motivos de San Francisco. Santiago: Editorial del Pacífico, 1965.
- Materias. Santiago: Editorial Universitaria, 1978.
- Gabriela anda por el mundo. Santiago: Editorial Andrés Bello, 1978.
- Gabriela Mistral piensa en... Santiago: Editorial Andrés Bello, 1978.
- Poesía religiosa de Gabriela Mistral. Santiago: Editorial Andrés Bello, 1978.
- Croquis mexicano. Santiago: Editorial Nascimento, 1979.
- Magisterio y niño. Santiago: Editorial Andrés Bello, 1979.
- Grandeza de los oficios. Santiago: Editorial Andrés Bello, 1979.
- Elogio de las cosas de la tierra. Santiago: Editorial Andrés Bello, 1979.
- Reino. Valparaíso: Ediciones Universitarias de Valparaíso – Universidad Católica de Valparaíso, 1983.

Bibliografía crítica.
- Schopf, Federico. "Mistral, Gabriela". En: Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina. Biblioteca Ayacucho/Monte Avila Editores Latinoamericana. Primera edición, 1995.
- Quezada, Jaime. "Prólogo" y "Cronología". En: Mistral, Gabriela. Poesía y Prosa. Caracas: Biblioteca Ayacucho, 1993.
- Alegría, Fernando. Genio y figura de Gabriela Mistral. Buenos Aires: Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1966.

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